domingo, 17 de diciembre de 2017

LA RESPUESTA CORRECTA

Esta vez tenía la respuesta correcta
Para cada cuestión sin importancia,
Como para satisfacer
La curiosidad ingenua de los niños.
Eran un compendio pleno
Del producto de andar por la vida
Divagando, echando todo a la deriva,
Por orden del viento,
Totalmente dejado a jurisprudencia
De la nada.
Se consumieron los años
Asintiendo “Así sea”
Por cada poro en la piel,
Jugando a lo que la vida quiera,
Dejando que tome su rumbo,
Aguantando los látigos de cada día
Lo suficiente como para que pronto
El universo por fin conspire
En mi favor.

Pero, ¡Qué va!
No huelo pizca alguna de piedad.
El tiempo no perdona,
Todo a su tiempo
Aunque nada llega,
Todo se jubila,
Y el reloj corre
Y el tiempo pasa.
Por las mañanas
Se va perdiendo motivos para reír,
Sin importar que corra el viento fresco,
Y el cielo pinte postales para retratarse.
Las tardes corren con desenfreno
Entre el hermetismo de los mundos
Desahuciados, en los que aprendimos
A mutar la voz de la razón
Dentro de sí mismos
En un trágico silencio.
Los segundos desencadenados
Aproximan mi piel
Al borde de la grieta
Que anida en mi pecho.
Así va cayendo la noche,
Con los cortinales desnudos,
Las dosis de calma
Neutralizadas por la abrupta realidad
Y una mala combinación
De desesperanza.
Todo peca por insuficiencia.

Esta vez tenía la respuesta correcta
Hasta que el telón de nuevo
Se derrumbó.

FABRICIO ZEPEDA